Se acercaban los días de la Semana Santa. Sabemos que si buscas vivirla con intensidad, uno de los mejores lugares sería Sevilla. Pero para ello tienes que reservar con antelación y estar preparado para aglomeraciones. Nosotros más bien buscábamos descansar, disfrutar la Semana Santa sin ajetreo. Así que pensamos en Mojácar. Una ciudad de Almería (Andalucía) que nos pareció perfecta para festejar estos días en familia.
Conocida como uno de los “Pueblos Blancos”, está situada en la cima de una montaña desde donde puedes contemplar el mar. Sus orígenes árabes, sus casas blancas, su calidez de pueblo con sus flores, colores, olores y el estar bañada por el mar Mediterráneo, la hacen un lugar ideal para quienes buscan refrescar los sentidos. Y eso fue lo que nosotros hicimos. Descansamos, fuimos a Misa y nos llevamos nuestra palma bendita, descubrimos lugares estupendos, nos encontramos con la historia de la ciudad y la influencia cultural de sus antepasados, contemplamos el mar, subimos la colina y admiramos el paisaje, degustamos excelentes platos, nos dejamos encantar por sus rincones…
Si tienes unos días extra, no dudes en vivir una experiencia en 4X4 en el Parque Natural Cabo de Gata, o dar un Paseo en yate por sus calas.
Para dormir, nos alojamos en un hotel de la cadena Best, ubicado al final de en la zona de playa. Se llama Best Índalo y estaba muy bien. La comida era bastante buena y variada y las habitaciones eran cómodas y con balcón hacia el mar.
Pero, ¿Qué descubrimos en Mojácar que lo hace un destino encantador?
1. Puedes elegir quedarte en la zona del pueblo o en la de playa, pero nosotros acertamos quedándonos en un hotel frente a la playa. Alojarte en primera línea genial porque tienes el paseo marítimo con sus chiringuitos y puedes contemplar los mejores amaneceres y atardeceres. Aunque si quieres ir al pueblo tienes que andar un buen tramo, pero es un hermoso paseo.
2. Sus habitantes se sienten orgullosos de que uno de los símbolos de Almería, el Índalo, haya sido encontrado aparentemente en La Cueva de los Letreros. Es una pintura rupestre con forma de hombrecito con los brazos unidos sobre su cabeza cuyo significado se dice que es atraer la buena suerte. Puedes encontrarlo como souvenir en cualquier parte.
3. La Fuente Mora. Una “fuente de doce caños” cuya importancia se remonta a 1488, cuando fue escenario de la entrevista entre Garcilaso de la Vega como enviado de los Reyes Católicos para concretar la entrega de la ciudad por parte de Alavez, alcalde musulmán de uno de los pueblos que aún no se había rendido ante la Corona. Si lees la placa conmemorativa, puedes ver la transcripción del encuentro donde Alavez explicó que su raza llevaba más de 700 años en territorio español y que era tan español como Garcilaso, por lo que consideraba injusto que le mandaran a “regresar al mar por ser extranjero” cuando en África encontraría un panorama totalmente desconocido para él y seguramente también le tendrían como extranjero y con mucha más razón. Con este mensaje pidió a los Reyes Católicos que le trataran como hermano y no como enemigo, al mismo tiempo que juraba su compromiso con España por sentirla como suya. Una interesante reflexión para la actualidad en la que se ha perdido la voluntad de buscar similitudes y se ha creado el afán por encontrar diferencias que nos separen. Hoy, más de 500 años después, muchos siguen sin comprender que el origen no te hace pertenecer a un lugar y que muchas veces hay quienes son extranjeros en la tierra que los vio nacer.
4. Las vistas desde la colina son relajantes. Subir y beber algo refrescante admirando el paisaje es de las cosas que más disfrutamos.
5. Si quieres unos helados originales y deliciosos, visita la Gelatería Alberto. Está ubicada en el Paseo del Mediterráneo y tiene helados en formas de hamburguesa, espaguetis y muchos más.
6. La gente es amable, simpática. Como buenos andaluces, son alegres y en seguida te tratan como si te conocieran desde siempre.